Todo empezó con una frase:
“Queremos algo diferente. Que se note desde la calle.»
Y claro, ahora Binilo no es un restaurante cualquiera. Y sus lámparas tampoco.
Binilo está justo donde deben pasar las cosas: en el centro de Burgos, en ese cruce invisible entre el buen gusto y el buen comer. Un proyecto de interiorismo con sello del crack Javier Abel, que sabía exactamente qué quería: un espacio con personalidad, que hablara antes de que tú digas ni “buenas”.
Y ahí es donde entramos nosotros.
Antes de que entres, ya te lo estás oliendo: un cartel luminoso de estilo americano modelo Jaden de luzvintage.es que grita “aquí pasa algo bueno”. Lo fabricamos a medida, con la tipografía personalizada del logo de Binilo, para que no quede ni un ápice de duda sobre quién manda en esa esquina de Burgos.
Spoiler: de noche es imposible no verlo. Y no querer entrar.
Ya dentro, prepárate para mirar hacia arriba. Las lámparas pagoda modelo Jasmina no son tímidas: grandes, textiles, con ribete y flecos en tono chocolate que contrastan con el lino como una trufa sobre nata. Iluminan, sí. Pero también decoran, marcan el estilo y dan conversación.
Porque a ver, ¿cuántos restaurantes conoces con lámparas así?
Y no podíamos dejar las paredes a oscuras. Los apliques Gannon, hechos a medida, siguen el mismo juego: textil, ribeteado y esa luz indirecta que no deslumbra pero embellece.
El resultado: un ambiente que se siente cuidado, cálido, y con ese punto canalla que te hace pedir un vino más solo por no querer marcharte.